Leo: su carácter y su forma de ser y actuar
Majestuosos por naturaleza, la única acción posible de alguien que pertenece a otro signo del zodiaco es rendirle reverencia. Pero, de ocurrir lo contrario, lo que puede hacer a manera de consideración, es fingir que es así. ¿Por qué razón?, porque un leo enojado es un enemigo temible y en verdad es muy pasional; pero, si por el contrario, se los tiene de amigos, entonces le prodigarán a uno las mejores sonrisas, los mejores abrazos, y toda la amabilidad que un amplio corazón es capaz de brindar.
El alma de Leo a través del microscopio
Qué mejor que vivir junto a un rey de amplia bondad y generosidad, que siempre esté decidido a compartir su grandeza con sus súbditos, bajo la condición de que le rindan homenaje, aplausos y voces de elogio en coro. Está en la naturaleza de Leo el ser orgulloso y egocéntrico. Estas características suyas podrían molestar a más de uno; pero si en lugar de acrecentarlo como un defecto inaceptable, es preferible recordar que todos tenemos defectos que desagradan a más de uno y, no obstante, podemos compartir este mundo de uno u otro modo. La pureza con que se manifiesta y su alma magnánima superan este pequeño detalle en el carácter de Leo.
La vestimenta de un Leo, lejos de ser frugal y moderada, tiende a la ostentación. Su exotismo se revela ya a la distancia, emergiendo como un brillo de distinción que ilumina el horizonte. Su andar es seguro, confiado de sí mismo, exhibe el porte de un triunfador. Su sonrisa es amplia y rezuma un aura de dignidad que envuelve a cualquiera que se cruce en su camino. Siempre está pendiente de que llama la atención de cuantos lo miran, pone a prueba otras maneras de modificar su aspecto físico para conseguir atraer la atención que tan urgentemente necesita. Coquetea con el esnobismo diariamente.
La atención de todos: una necesidad de Leo
Para mantenerse vivo, un Leo satisface sus necesidades primarias, a las que se le suma la de mantenerse vigente en las conversaciones de los demás y ser capaz de despertar un respeto natural a su magnificencia. El espejo es un compañero infaltable en el repertorio de una leonina. Se puede formar pareja con un Leo siempre y cuando se esté dispuesto a abandonar la autonomía, enclaustrarse en la dependencia y vivir a su sombra. Suena gracioso, en realidad no es tan trágico como parece.
Para quien sepa manejarlo, este carácter dominante de Leo no pasará de ser una nimiedad sin mayor relevancia que hay que complacer; porque a cambio se tendrá a una persona enérgica, buena amante, bondadosa, sociable y siempre alegre. Tienen debilidad a dejarse engatusar por aduladores. En este sentido, podrían ser estafados mientras son adormecidos con palabras de elogio que se prodigan con otras intenciones. Si quieres ganarte la amistad de un Leo, puedes aprovechar este Talón de Aquiles en su personalidad. Luego, una vez que esté con uno, mantenga los ojos abiertos, el ciego optimismo de Leo puede conducirlos a cualquier rumbo.
