El amuleto de la suerte para Leo
Mientras nos preparamos para crear el amuleto de Leo, nos adentramos en la historia, retrocediendo a través de la memoria humana, aproximándonos a su origen. Descubrimos ciertas constantes que nos hacen pensar en lo necesarias que siempre han sido en la vida del hombre. Los amuletos han existido desde que el hombre es hombre, desde tiempos inmemoriales.
La razón por la que son tan necesarios en nuestras vidas halla su explicación en la utilidad que cada generación ha encontrado en ellos. Muchas veces tachados de superstición por aquellos que, con sus argumentos, creen poder abarcar la vastedad de las verdades que encierra un amuleto, resultan muy atractivos porque, a pesar de la saña de sus detractores, ¡funcionan!
Creando el amuleto de Leo
El primer ingrediente que Leo debe emplear en la creación de su amuleto es el de estar preparado mentalmente para no dudar. Porque, en el proceso, podría considerar que algún paso es irrelevante o absurdo. Los poderes de un amuleto no funcionan como lo hacen las cosas con las que estamos familiarizados, sus reglas son diferentes, sus principios son inabordables por mentes no preparadas, por ello, el primer requisito es creer.
Leo debe llenar agua en un vaso transparente. Coger después un pañuelo blanco de 10cm x 20cm e introducir una de sus esquinas un centímetro por debajo del agua; luego, mientras lo mantiene en esa posición por un espacio de siete minutos, habrá de pensar en las cosas malas que le han ocurrido, aquello de lo que quiere librarse.
Luego de los siete minutos elevar el pañuelo por la esquina opuesta y sostenerla por encima del agua durante otros siete minutos. Ahora, mientras el agua retorna a gotas en el vaso, Leo habrá de imaginar con vehemencia y mucho entusiasmo en aquello que pretende alcanzar en el corto plazo.
Una vez transcurrido este tiempo, Leo, hará exactamente lo mismo con la otra esquina del pañuelo, pensar en las mismas cosas malas e imaginar los mismos deseos para su vida. No habrá maldad en el agua, podrá deshacerse de ella sin problemas. Extenderá el pañuelo sobre una prenda íntima de su propiedad y derramará sobre su superficie (sólo sobre el interior del pañuelo) algunas gotas de la cera derretida de una vela.
Cuando la cera se haya enfriado, Leo arrancará el pañuelo de un tirón, desprendiéndola de la prenda. Soplará siete veces el vapor de su cálido aliento en el interior del pañuelo, que aguardará como un recipiente en el hueco de sus manos. Luego quemará la prenda íntima y parte de sus cenizas las guardará en el pañuelo, juntando después sus cuatro esquinas derramará cera en la unión para sellar el pequeño atado.
El amuleto estará listo. Leo debe tener siempre presente, en cada paso de su elaboración, que tiene que confiar al amuleto lo mejor de sí, sus esperanzas y sus sueños. No necesitará recargarlo de energías, el tiempo de vida de este amuleto es de sólo unos meses. Una voz en el interior de la persona le indicará cuando habrá de renovar el ritual. Este amuleto debe enterrarse junto a las raíces de una planta y mantenerse allí hasta que deje de tener efecto sobre la vida de Leo. Luego de esto será completamente inocuo y no volverá a tener efecto sobre nada ni nadie.
